Chihuahua Diario

Tener hermanos impacta en el desarrollo cognitivo, el lenguaje y relaciones sociales: Especialista UACH

Chihuahua.- Los hermanos pueden ser los mejores amigos y confidentes, siempre que se respete la individualidad, se escuche el consejo y se acepte la corrección, se promueva la competencia sana y enfocada a la mejora continua y el trabajo en equipo por un bien colectivo.

Así lo afirmó el maestro Andrés Octavio Pérez Estrada, responsable de la Unidad de Programas y Proyectos Especiales del Departamento de Atención Integral al Estudiante (DAIE) de la UACH, en el marco del Día Mundial del Hermano que se conmemoró en diversos países el pasado 5 de septiembre.

Diversos estudios han demostrado el impacto de la relación de hermanos, el desarrollo de relaciones sociales positivas con pares y el nivel general de ajuste psicológico de los niños y niñas.

De acuerdo a lo anterior, se puede deducir que las relaciones de carácter positivo entre hermanos promueven el desarrollo cognitivo y del lenguaje con gran impacto en el manejo de las relaciones sociales, la creación del estímulo de la competencia, así como el entendimiento de las perspectivas y emociones de otras personas, es decir, integra la empatía.

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“No sólo de la manera biológica o adoptiva es que las y los hermanos existen, constantemente se forman con las experiencias, con el amor y el espíritu, incluso sin lazos consanguíneos de una u otra manera todos tenemos hermanos”.

Incluso, “las diferencias entre los hijos únicos y quienes tienen hermanas o hermanos estarán marcadas por las experiencias que cada uno haya tenido, cada experiencia ha generado un aprendizaje positivo o negativo que hará que la persona siga el mismo camino o elija uno nuevo”.

Agregó Pérez Estrada que los primogénitos suelen ser más dóciles con sus padres y tienen una mayor facilidad para adaptarse a la familia, mientras que el resto de los hermanos tienden a confrontar más a los padres. Los hermanos mayores suelen sentirse más responsables de no defraudar las expectativas de los responsables de familia, que algunas veces no pueden comprender las diferencias entre las personalidades de sus hijos, pues sienten que los han criado igual aun cuando no lo es así.

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