Chihuahua Diario

Mientras nos presumen la reducción de robos “El Wero Paniqui” hace de las suyas en el Porvenir

Por: La Redacción.

Chihuahua, Chih., a 23 de junio del 2024.- La ola de robos en la colonia Porvenir por parte de un grupo de delincuentes de “poca monta” que cuentan con la protección de la Policía Ministerial pone en evidencia la corrupción al interior de la Fiscalía General del Estado y de la Policía Municipal encabezada por el Comisario Salas González.

En el número de incidencias de robos, el Ayundamiento de Chihuahua asegura ir a la baja pero la situación es muy diferente cuando la la realidad “golpea” el rostro de la ciudadanía quienes no solamente enfrentan el daño a su patrimonio por parte de estos delincuentes.

Aunado a esto el calvario que viven las víctimas de robo en la ciudad de Chihuahua es desesperante, pues a pesar de darse a la tarea de investigar quien fue el ladrón que hurtó su patrimonio se enfrentan al “tortuguismo” de las autoridades ministeriales quienes prácticamente para hacer su trabajo requieren que sean las mismas víctimas quienes les lleven las pruebas del delito poniendo en riesgo su integridad fisica y hasta su vida, así las cosas.

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Mientras nos presumen una reducción en los delitos, nos encontramos de “golpe” con la realidad de las cosas y de los casos que se encuentran pendientes por resolver por parte de las autoridades en Chihuahua.

Y como muestra de ello tenemos los robos que se han presentado El Porvenir por parte de “El Wero Paniqui” quien a pesar de haber salido del Cereso Estatal cuenta con una serie de denuncias por parte de habitantes de este sector por robo en sus diferentes modalidades y a pesar de ello continua en libertad, pues posee más derechos que las víctimas, no queremos pensar vuelva ocurrir lo que hace unos meses ocurrió cuando un ladrón de poca monta agredió a un policía quien perdió la vida en manos de un sujeto como este y fue ahí donde las autoridades si “movieron” la tecnología de la Plataforma Centinela y PECUU para dar con este malandrín.

Es aquí cuando nos preguntamos hasta donde tendrá que llegar la ciudadanía para dejar de ser la víctima de la delincuencia y de los cientos de adictos que caminan por las calles de la ciudad causando daño a la gente de bien cuyó único delito es vivir en una ciudad en donde se presume de ser segura cuando en la realidad las cosas son muy distintas.

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